Hablemos un poco de pintura. Para cualquier fotógrafo, todas las referencias artísticas son válidas, sobretodo si hablamos de pintura !
El simbolismo
El movimiento Simbolista surge en la década de los 80 de la mano del poeta Jean Moréas en 1885 en su "Manifiesto Simbolista”.
El naturalismo en literatura y el positivismo en filosofía entran en crisis y a cambio renace el interés romántico, el pensamiento idealista, el misticismo y el ocultismo. Los pintores simbolistas rechazan el realismo y buscan la imagen con más de un sentido y significado.
Se originó en Francia, paralelo al post impresionismo consagrando una nueva estética que reemplazaba la fe en el conocimiento objetivo por la intuición de ideas inmateriales. Éste cambio de sensibilidad causó la resurrección de ciertos artistas olvidados.
Los simbolistas acuden a la imaginación, la fantasía y el mundo interior para la realización de sus obras, consideran que la obra de arte equivale a una emoción provocada por la experiencia. El símbolo se convierte en su instrumento de comunicación decantándose por figuras que trascienden lo material y son signos de mundos ideales y raros. Hay una inclinación hacia lo sobrenatural. En resumen, la temática del simbolismo con rasgos romanticistas, se interesa por la religión, por la búsqueda de la representación no solo de lo físico, sino de alcanzar lo sobrenatural, de alcanzar los sueños y fantasías por medio de la alusión al símbolo.
Utilizan colores fuertes para resaltar el sentido onírico de lo sobrenatural y los colores pastel, junto con la difuminación del color con el mismo objetivo.
Puede decirse que es una pintura de ideas, sintética, subjetiva y decorativa. Los precursores de ésta son Gustave Moreau, Puvis de Chavannes y Odilon Redon.
Gustave Moreau
Moreau, considerado uno de los precursores del Simbolismo por su anticipación a éste, nació en París en 1826 y falleció en 1898. Su familia, perteneciente a la burguesía de la época, no puso obstáculos a su vocación artística. Realizó estudios artísticos en diferentes academias, viajó a Italia y cambió de maestro por Theodore Chassériau de quién aprendió sobre Ingres (en el tratamiento de la anatomía, especialmente masculina) y sobre Delacroix (en cuanto a la elección de temáticas exóticas), maestros de su maestro.
Dedicó tiempo copiando obras de grandes maestros italianos, vivió graves golpes personales a causa de la muerte de su amante y su madre que le provocaron una actitud antipática y desde entonces hasta su fallecimiento fue profesor de varios futuros artistas, entre los que se cuentan pintores tan célebres como Henri Matisse.
La obra de Moreau, se caracteriza por el uso de un lenguaje formal con extraordinaria riqueza ornamental y cromática. Trabajó el pigmento con texturas muy gruesas, por lo que las superficies de sus obras resultan irregulares. En el mundo de Moreau los protagonistas fueron adolescentes andróginos, mujeres fascinantes y perversas y personajes extraídos de la Historia Sagrada que se convierten en eres humanos o mitos clásicos.
“Salomé con la cabeza de San Juan Bautista” 1876
La obra titulada “Salomé con la cabeza de San Juan Bautista” para otros como “Aparición” (por lo que he podido comprobar en internet) se pintó en 1876 a manos del pintor Gustave Moreau, precursor del movimiento simbolista, con la técnica de óleo sobre lienzo de dimensiones 142 x 103 cm. Actualmente se encuentra en el Museo Gustave Moreau de París.
Como bien dice el evangelio escrito por San Marcos sobre el martirio de San Juan. Herodes, un rey oriental, se casó con Herodías (esposa de su hermano Filipos). San Juan, estando en desacuerdo con ése matrimonio consiguió ser encarcelado por el aprecio que le tenía Herodes y odiado por Herodías quien buscaba su muerte.
En la celebración del cumpleaños de Herodes, en el que se juntó gran parte de las gentes de Galilea, la hija de Herodías, Salomé, bailó para el rey con tal talento que éste le prometio concederle lo que ella pidiera. Salomé fue a consultarlo con su madre y la historia acabó con la cabeza decapitada de San Juan puesta en una bandeja en las manos de Salomé.
La temática de la obra continua ésta historia mostrando el arrepentimiento de Salomé por sus actos.
De manera que apreciamos su figura en el cuarto izquierda inferior de la obra, vestida únicamente con unos velos y una corona que sólo cubren sus extremidades, contrastada con el fondo por el uso de colores carne más claros de pie y con el cuerpo hacia el frente, la cabeza inclinada hacia el centro y señalando hacia el mismo. Con la otra mano, alza una flor blanca que podría simbolizar la búsqueda de su propia inocencia.
En ese mismo espacio, por detrás de Salomé, visualizamos a duras penas a Herodes en su trono real y a Herodías a su lado, también sentada.
Gracias por leer !
No hay comentarios:
Publicar un comentario